Uno de los momentos más especiales antes de la boda, es la elección del vestido de novia.
Después de probarme cuarenta mil vestidos en tropecientas tiendas...
¡Por fin he encontrado el mío!
No ha sido nada fácil, la verdad, todos eran preciosos.
Pero, aun así, cada uno tenía alguna pega, porque los vestidos en las perchas resultan ser muy diferentes de cuando se visten.
Fue entrar en la última tienda de novias y allí estaba...
Mi cara cambió, fue muy distinta de las otras veces,
me emocioné. Y fue cuando lo encontré...
Sí, es verdad lo que dicen de que para encontrar
tu vestido, tienes que sentirlo...
Y no sólo eso, al salir del probador, a todas se le iluminaron sus caras y fue un momento mágico y especial, completamente diferente a los demás.
Pero no voy a dar más detalles porque todo es sorpresa,
sobretodo para mi futuro maridito...
Si que tengo que decir, que mi vestido es único, sólo han echo uno en el mundo,
nadie lo ha llevado, ni lo llevará, sólo yo... jijiji :)
Besitos,